13/05/2014
Frank Gehry, Premio Príncipe de Asturias de las Artes
“La arquitectura debe hablar por su tiempo y su lugar y, a la vez, anhelar la eternidad”. Esta cita de Frank Gehry ilustra el espíritu de uno de los arquitectos más relevantes de los últimos 50 años, que ha sido reconocido con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Ese anhelo de trascender se refleja en lo grande, en una arquitectura con voluntad de obra de arte, que busca ser una escultura. Y se complementa con lo supuestamente pequeño: su obsesión por los materiales baratos y el diseño de mobiliario.
Los edificios de este arquitecto canadiense de 85 años, se caracterizan por un juego virtuoso con formas complejas, por el uso de materiales poco comunes, como el titanio, y por su innovación tecnológica, que han tenido gran repercusión creativa también en otras artes.
Gehry es un ejemplo de una arquitectura de carácter abierto, lúdico y orgánico, como por ejemplo el Museo Guggenheim de Bilbao, que además de poseer una excelencia arquitectónica y estética, ha tenido una inmensa repercusión económica, social y urbanística en todo su entorno. En nuestro país también es obra suya la espléndida bodega-hotel Marqués de Riscal, en Álava.
No es el único galardón que ha recibido este arquitecto canadiense. Entre otros premios, cuenta con el prestigioso Pritzker, que recibió en 1989. Máximo representante del deconstructivismo, la corriente más funcional y cartesiana de la arquitectura, que reprocha a Gehry que sus edificios desperdician recursos estructurales en beneficio de formas sin utilidad. Pero para Gehry se trata simplemente de anteponer la imaginación: “la mayoría de nuestras ciudades construidas después de la guerra son sosas. Son modernistas, tienen frío, y ahora los arquitectos quieren volver a eso”, dijo una vez.
**Una máxima con la que en****Clysa** **estamos absolutamente de acuerdo: ¡Imaginación al poder!**